Esta magnífica edificación, cuyo objetivo fue proteger al gran Imperio Chino de las constantes invasiones de sus enemigos, tomó más de 10 siglos en ser construida y tiene más de 20.000 km de extensión.
En la actualidad es la única construcción hecha por el nombre que se puede distinguir desde el espacio, pero su historia no solo es gloriosa sino también trágica, ya que unos 10 millones de trabajadores murieron durante la construcción de la Muralla y fueron enterrados junto ella (ten esto en cuenta cuando camines por sus antiguos caminos de piedra).
Los materiales utilizados en su construcción fueron sacados del mismo entorno, así que en unos tramos hay piedra caliza, en otros granito, ladrillo cocido, arcilla, arena, grava triturada…
A lo largo se encuentran varias fortalezas y torres de vigilancia, y en el país existen diversos puntos de acceso, siendo los más concurridos y mejor conservados los que están cerca de Pekín.
Aunque si buscas algo más auténtico, alejado de la masa y del comercio, dicen que el tramo entre Simatai y Jinshanling es hermoso y muy impresionantes.
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